Más Allá de las Aulas: Dubrovnik como Escuela de Vida

Durante siete días he estado en Croacia, formando parte de una enriquecedora experiencia Erasmus para profesorado. Ha sido un verdadero privilegio para mi formación académica.
La movilidad tuvo lugar en la majestuosa ciudad de Dubrovnik (Croacia), concretamente en el Ivan Gundulić Primary School. La acogida fue maravillosa por parte de los docentes del centro.
A mi llegada fui recibida por la secretaria-directora y por una profesora de español, quienes se aseguraron de orientarme sobre las instalaciones del colegio, su organización y sus horarios.
Durante mi estancia en el colegio croata asistí a diversas y variadas asignaturas y niveles educativos: desde Arte hasta Educación Física, pasando por Ciencias o Lengua Croata.




El método de enseñanza es similar, en algunos aspectos, al que ofrecemos en nuestro centro, y difiere en otros. Esto me ha permitido regresar con varias ideas fácilmente extrapolables a nuestra realidad. Una de las cuestiones que más me llamó la atención es que cada alumno o alumna, independientemente del curso en el que se encuentre, debe realizar la lectura de 10 libros al año. Cada lectura queda registrada en una ficha informatizada en la preciosa biblioteca escolar, y esta actividad forma parte de la programación oficial del currículo. Además, el Ministerio dota a cada centro con 10 € por alumno/a para este fin.
Nuestros homólogos croatas destacan también por el uso de las nuevas tecnologías en el aula, utilizando en algunos casos los teléfonos móviles del alumnado para actividades y juegos de aprendizaje en los niveles superiores.
Otro aspecto relevante es la apuesta por la eficiencia energética, integrándola como parte de la educación y del funcionamiento diario del centro.
Asimismo, es importante subrayar que la inclusión del alumnado con necesidades educativas especiales es total. Los estudiantes cuentan con apoyo ministerial de asistentes, además de las pedagogas y psicólogas del centro. Cada alumno o alumna dispone de un asistente en el aula, además de la docente titular, para ayudarles ante cualquier dificultad que pueda surgir a lo largo del día escolar.
También merece mención la ayuda ofrecida a las familias en relación con el transporte, ya que algunos alumnos proceden de islas o de localidades próximas a la capital croata.
Por otra parte, el centro muestra una gran preocupación por la seguridad, tanto del edificio como de quienes conviven en él, un aspecto especialmente sensible si recordamos la trágica guerra que afectó al país en 1991.
Además de la experiencia educativa, pude disfrutar de un breve período de tiempo para conocer la monumental y preciosa ciudad de Dubrovnik y sus alrededores, así como su fantástica gastronomía y folclore.
La experiencia Erasmus amplía la visión docente y abre la puerta a nuevos métodos de enseñanza y vivencias enriquecedoras y gratificantes en todos los ámbitos de la vida.

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